Suena el despertador y como a todos me entra la pereza, pereza de dejar mis sueños atrás y cambiarlos por la dura realidad: me esperan unas cuantas horas montado en una bicicleta, asique culito preparate. Pero la pereza se evapora enseguida, puesto que se avecina una infinidad de sensaciones y estados de animo tan distintos y variados que me resulta imposible describir todo aquello que pasa por mi mente, que ¿qué se siente? siento...
Riesgo, ya que eres el elemento más vulnerable en el transito de la ciudad; cansancio; ingenio, no te llaman durante una hora y buscas cualquier sitio para refugiarte del frio; bajones, deseas que se acabe ya el dia; subidones, parece que te comes el mundo con la bici; fatiga, cuando flaquean las fuerzas; sorpresa, de lo que te vas encontrando en el camino, en la calle esta el mundo; curiosidad, investigando dentro de los edificios; alegria, tienes una buena racha; lucha contra las inclemencias del tiempo, ya sea lluvia, nieve (apenas puedes levantar la mirada al frente) o, para mi lo peor, el viento, como jode pedalear en contra y cuando ademas vas cuesta arriba es como si fueras en una bici estatica (de esas de los gim); hambre, sed, pero tienes que seguir; satisfacción, cada vez que termina el dia; velocidad, en las cuestas; organizacion, llevas seis diferentes direcciones a la vez; estres, "en diez minutos recoge tal paquete"; orientacion, para guiarte en la gran ciudad; gratitud, cuando te dan una propina; atención, a todo lo que se te cruza en el camino...
Y todo ello a lo largo de las nueve horas y media que dura mi jornada laboral, de manera aleatoria, como una loteria, no sabes que como te sentiras en la siguiente hora, es tan alterable y depende de tantas cosas... Me encanta este curro!!!
